lunes, 9 de mayo de 2011
Sicilia, una marcha, una petición: paz
Gracias a la marcha encabezada por Javier Sicilia y a sus réplicas en varios paises, el presidente Calderón sale en televisión con una actitud más calmada y de diálogo.
La presión internacional es para mí la razón por la cual la reacción del presidente es más clara y sobria. Es benéfico escuchar que buscará un encuentro con el poeta. Así sea.
Es la primera vez en muchas apariciones que no sale manoteando, con la ceja arqueadísima, con los ojos inyectados y el grito pelado que tanto es del agrado de las personas de inclinaciones conservadoras.
Punto y aparte de esto, admiro mucho que Javier Sicilia, un muy buen poeta mexicano, continuara hasta el fin, hasta el término de la marcha en el Zócalo capitalino con un tono pacífico, tranquilo, hasta amable. Exigir amablemente no resta méritos, para mí los acrecenta.
Entre el público se escucharon unos, "¡Muera, muera!", cuando Sicilia solicitaba la renuncia del encargado de la Seguridad pública del país; el poeta respondíó, "no, compañeros, que no muera nadie, no más muertes; que renuncie, que no muera, venimos pacificamente." Eso me ganó aún más. El poeta le hace honor a su pasión por la palabra más alta y al silencio que ha guardado por el dolor de haber perdido a su hijo.
Un ejemplo que sobrepasa los intentos de un Marcos (de quién ya no sabemos nada y que se ha desdibujado desilusionando a una gran parte de quienes estamos con las exigencias de quienes representa el EZ), un ejemplo de que poco a poco, cuando uno mismo ha pensado que las marchas ya no sirven de nada, se puede exigir, se puede aspirar a mejorar las cosas.
Claro está que es muy fácil echar abajo estos esfuerzos, que es sencillo bajar los brazos y conformarse con un "no va a cambiar nada". Tal vez no cambie nada de la noche a la mañana, tal vez jamás cambie; pero que las voces se escuchen, que se hagan oír, esas que expresan que no se está de acuerdo con las decisiones que toma un gobernante de manera unilateral, sin considerar la opinión de la gente para quien dice gobierna, son no solo válidas sino vitales, indispensables, inevitables.
Mi más sincera adhesión a Javier, mi más franca admiración y mi adhesión.
Discutamos, hagamos reclamos pero en el tono ejemplar de un poeta.
Quien paz quiere en paz debe andar hasta en el más mínimo momento de su vida.
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