Madame Chauchat no ha perdido una pizca de su grana elegancia y de su bis cómica. Desde hace unos decenios, perdida la fortuna que su malagradecida hija empleó en desposar a un jardínero de virilidad descomunal (según se rumora o justifica), Madame Chauchat le ha dado un giro al toque fino de la vida en palacio, lavando ella misma sus pertenencias íntimas y haciéndose cargo de sus efectos.
Dice que decidió despedir a su personal, debido a que muchos de ellos no tardaban en expresar sus libidinosas intensiones ante la aún deseable belleza de Madame.
Madame alega no estar en banca rota, ni Cristo lo mande, simplemente dice haber experimentado un momento de única iluminación en la cual, bajo el halo incierto de la lucidez, un espíritu llamado Mayan le ha encomendado la tarea de ser humilde sin perder la postura de alcurnia que el destino y sus vidas destinadas a ver por los desprotegidos le ha merecido.
Madame deambula los salones abandonados de palacio desnuda y muerta, y en un quejo inaudible e inaudito, pide por la gloria que le fue arrebatada sin percatarse aún que su mezquina naturaleza le granjeó el odio de no pocos y la estrategia exitosa de envenenarla para segar su vida de tajo.
¿Qué es esto, G?, ¿el anticipo de una nueva gran historia? Me encantó, quiero ver a esa Madame, lo que vi me fascinó. Qué olor a muerte el suyo, qué olor a belleza...
ResponderEliminargracias, hasta ahora forma parte de una novela en composición que trata sobre un artista porno que se dice ser el diablo.
ResponderEliminary viniendo de ud, es todo un cumplido
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