El ARchivo de Dios

Aquí preserva Nuestro Señor, los currículos de vida de sus amados hijos.
Él, chapado a la antigua como es, opta por el viejo método de los archiveros.
Muchas veces le hemos querido preguntar, sin ánimo de ofenderlo, claro está, por qué se inclina por esta arcáica forma de guardar papeles. Hay que proteger los árboles y Èl, siendo Dios, no necesita guardar nada que no sea en su infinita memoria.

Hemos dudado toda una eternidad en preguntarle, Nuestro Señor es sabio y amoroso, pero puede tener unos arranques de ira que vayan ustedes a aguantarlo. Y aquí no aplica quejarse a escondidas del jefe, en los baños, alegando: "Quién se cree que es? ¿Dios?" Porque resulta que este sí es el mero preciso.

Comprendemos, todos nosotros sus arcángeles y ángeles, que a veces pierda la paciencia, los humanos son inhumanos. No entendemos por qué razón se inclinan tanto hacia la violencia y demás costumbres degradantes y poco edificantes para el espíritu.

En innumerables ocasiones, en nuestras juntas de estatus, siempre nos esmeramos en ponerle sobre la mesa (por supuesto, salvo su mejor opinión que será siempre la mejor) que deberíamos modernizarnos, que deberíamos abrir un poco más el abanico.

Silencio sepulcral, ya ni siquiera celestial.

Pero es Dios.

Así son las cosas.

Osea: amén.