martes, 11 de mayo de 2010
El Garbanzo se va al Mundial
El garbanzo se va al Mundial
La selección nacional de futbol de un país en el que el futbol es la segunda religión o está pegada a la religión con todo y el culto a la virgencita de Guadalupe,tiene un nuevo paladín, un jovencito que ha mostrado en 3 patadas (casi literalmente) ser la nueva promesa, la nueva esperanza del país más hermoso y triste del planeta: Aparecido José Angulo Grezcas: el Garbanzo.
Ha sido contratado el Garbanzo para liarse con los grandes en Europa. Loas, porras, himnos, todo el país vuelto loco por la estrella fulgurante que hará ver su suerte a los tales europeos que presumen de ser muy sácale punta en sus ligas. Ni siquiera el asesinato (armado o no, sigue hoy la telenovela) de una pequeña por su propia madre (ya no la aguantaba a la escuincla, es que cómo pueden ser fastidiosos los niños, pero esta mujer se pasó un poquito de castaño a oscuro) ha podido distraer la atención del joven deportista.
Lo han fichado ya, se dice. Compraron su Carta. El joven futbolista no se la acaba: ya está en las puertas del cielo (o del infierno, según se vea), ya anuncia pan de plástico, papitas artificiales, refrescos de nada, tarjetas para endeudarse en el país de las deudas eternas, del debo no niego pago no tengo, en el país que optó por el cambio y recibió pura morralla. El Garbanzo, aquí y allá, en playeras de la selección y de la escuadra donde jugará, ha provocado que todo mexicano (casi todos, habemos unos cuatro que no pensamos así) afirme con el ojo de Remy que “pondrá muy en alto el nombre de México”. Osea, nuestra eterna pequeñez, nuestro eterno complejo de ser poquito, de ser menos. Nuestro eterno esperar que alguien venga a salvarnos. Tenemos algo de judíos en eso: el Mesías aun no llega.
“Poner en alto el nombre de México” implica, no se requiere de demasiado análisis, que el nombre de este país sigue por los suelos. Y nos preguntamos quiénes están trapeando con nuestro nombre.
El Garbanzo es como una nueva escuela o un nuevo edificio gubernamental: se inaugura antes de que esté terminado.
Es todo un reto para el joven, al cual le deseamos la mejor de las suertes pues que talento tiene, pero con todo el peso de los anunciantes, las empresas de televisión, los asesores de imagen, las revistas del corazón, y aúnale a toda esa montaña de basura, como lo explotarán los siguientes candidatos a ser presidentes ( presidir, supongo que de ahí viene el nombre) de nuestro país, esperamos que el Garbanzo no se quede en la libra y la libre.
Aún no ha pisado una cancha europea. Aún no porta la casaca de su equipo europeo. Está como para poner de puntas los pelos del más pelón.
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