Ernesto Terán: artista que hace hablar a la naturaleza o la vuelta de los verdaderos creadores

Hoy es cumpleaños de Ernesto Terán, quien en los terrenos aún ocultos de los artistas artistas que no son los conocidos por promocionados o por patrocinados sino simplemente por las voces que se corren de boca en boca y de ojo en ojo,es quien ofrece una propuesta personal/universal sincera y transparente en la escultura, pintura y en todo lo que significa crear.

Este elogio no lo dicta únicamente mi corazón: este que se quiere abrazar a las ramas de sus creaciones, que quiere fundirse con la mirada frente a los ojos de un árbol que ahora puede ver; lo dicta también la serenidad del alma.

Sin decir palabra alguna de su obra, la obra de Ernesto Terán habla por sí misma. El artista mismo pide que no se intente traducir en palabras lo que su obra dice. El mismo artista pide que no se le pregunté a él qué significa tal o cual pieza. Tiene razón.
La mirada no mira con palabras, ni el interior recibe significados profundos de piezas así con traducciones.

Traducir es interpretar al hacerlo la pureza intacta de la pieza se modifica. Y Terán no está en contra de ello. Al contrario sabe y quiere que el espectador dialogue con la obra. Pero que dialogue con la mínima (si es posible, nula)preparación para aproximarse a ella.

Con ello, Ernesto Terán nos hace brincar en el tiempo a los primeros tiempos: cuando el ser humano en sus orígenes se topaba con la sorpresa nueva (netamente nueva) de lo que su mirada captaba: desde la roca hasta el nacimiento del fuego, desde los objetos utilitarios hasta las armas y las esculturas para ser veneradas.

Las obras de Ernesto Terán tendrían que ser miradas sin información. Como si fuese posible cancelar un poco ese irrefrenable impulso por "interpretar" y simplemente situarse frente a las piezas y...ver qué pasa...ver que te dice.

Echando mano de los restos de la naturaleza y de lo que ella también le regala al artista: ramas de árboles de todo tipo, rocas volcánicas o conchas marinas, hojas sueltas verdes o caídas de la hermosa jacaranda que convida de las converaciones y las risas, Terán reordena el universo sin pretensión, en absoluta "ignorancia" de lo que hace, como si la naturaleza fuera la artista y Ernesto el pincel, el utencilio, la herramienta.

En contradicción comprensible y amorosa; lúdica y profunda: Ernesto habla sin hablar con su obra. Su obra dice todo sin decir nada.

Felicidades a un artista que sin ninguna duda, sin ninguna será pronto reconocido por un público que está ávido de la vuelta de los verdaderos artistas.





*este texto es un fragmento de un ensayo que gabrielgaribay escribe sobre el artista.