El platillo del arte

el arte ha dejado de tener significado, desde la palabra misma. Hoy en día el paroxismo del uso de las palabras nos lleva a describir el nacimiento de un nuevo ser como "una obra de arte" y a la madre "artista". Es un hecho innegable que dar a luz puede ser incluso terroríficamente maravilloso, es también irrefutable el asombro que nos causa: ¿como es posible? Y aunque venga la teoría científica no salimos del asombro. Entra el concepto de Dios y todas sus derivaciones y discuciones.

Pero Arte como arte no lo es. El solo concepto e idea del "artiste" has sido devorado por los propios artistas.

Antes se tenía una idea de arte como : transgresor, sacudidor de conciencias, aquello que te agita, aquello que te asombra, porque supone estar más allá de lo visto y previsto. Porque presupone una idea de conexión con lo divino, sin que esto signifique que el llamado artista sea divino. Lo admirable radicaba en que un hombre pudiese ser receptos de tale señales y que las pudiera plasmar y replicar (como ahora se dice, sinónimo de copiar)

Delillo dijo que los únicos artistas verdaderos que quedan son los terroristas. Son los únicos aún con la capacidad de sorprender. Una declaración demoledora.

El Arte ahora tendría que estar en contra del Arte.
Los recursos del capitalismo y su hija loca la mal llamada "globalización" tendrían que ser usados en su contra.

El mayor acto artístico y por ende revolucionario será voltear los cañones a quienes han creado esas armas.

Crear destruyendo pero creando. NO dejar los despojos sino de ahí levantar una nueva idea de los nuevo. Una vuelta a la tuerca que nos haga reflexionar o simplemente que nos mueva: el arte aunque quieto debe mover.