Dentro de Alicia, en el país de las maravillas III

Mírate bien, entra en ti.
Tú sabes quién eres. No. No sabes quién eres.
Y por eso te estás descubriendo.
Y por eso te descubres frente a otros.
Para alterar lo que debe ser.

Al entrar en tu reflejo menos aprecio puedes tener de ti.
No es posible.
Pues estás unida a ti misma.
Tendrías que alejarte de ti para volverte a ver tal cual.

¿Somos el reflejo?
No somos. No sabemos.

Y nos guiamos por el pulsar de la sangre abrasada.
Es la verdad.

¿Y está permtido?
¿Por qué ella lo provoca?

¿Tiene a culpa?

Y él sigue tu sueño como el aroma agarrado del viento.