Contemplación que no contempla y los niños de Buthan

Durante un viaje a Buthan, Enrico Bianchini quedó perplejo ante la belleza e inocencia pura de los niños que conoció en un templo budista.
Aleccionados para contemplar el interior de sí mismos, los niños se mostraron particularmente atraídos por la cámara que Enrico llevaba consigo y que su utilidad radica en mostrarnos "lo de afuera".

Enrico les mostró que en esa pequeña cajita era posible captar imágenes en movimiento. Les enseñó cómo usarla, teniendo precaución de que los niños monjecitos, en su algarabía, no le dieran al traste a lo documentado ya por él. Se prometió no revisar nada de lo grabado por los niños hasta llegar a casa.

Volvió a casa y examinó lo que aquellos niños curiosos habían grabado, Bianchini de nuevo se sorprendió. Los niños grabaron el rojo. El rojo vivo de las túnicas. No tomaron rostros, no tomaron manos, sólo el rojo de las túnicas, el rojo telar danzando al compás del movimiento.

Después grabaron el azul, únicamente el azul del cielo.

Luego una sola montaña, se concentraron en una sola. Pese a que tomaron turnos para realizar alguna toma.

Bianchi concluyó que los niños monjes quisieron tomar la esencia de las cosas, sin distracción. Quisieron tomar la contemplación de la contemplación...aquello que aparenta no ser nada y sin embargo dice algo...

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